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6. Trata de blancas 2º Capitulo
Capítulo 2.


Algo metálico. La chica cerró los ojos, sabía que sería mejor así, él cogió un pequeño frasquito, virtiendo una única gota del líquido que contenía en su clítoris. - ¡Ah...! - Escocía, mucho, además. Mientras dejaba que fuese haciendo efecto este sacó un par de pinzas, metálicas, llevó cada una de ellas a sus pezones, reguló la presión que debían de ejercer en un principio, dulce presión...

- Qué, pequeña, ¿Escuece ya...? - Inquiere con una pícara sonrisa.

- No... No, ya no... - Niega en reiteradas ocasiones, aún sin atreverse a mirarlo, de espaldas a él, se muerde el labio inferior, sintiendo la presión de los pequeños dientes de las pinzas al presionar sus ya erectos pezones.

No se demoró en exceso, llevó lo que parecía un pequeño cubo de hielo hasta su sexo, habiéndolo pasado previamente bajo su ombligo, deslizándolo por su ingle hasta al fin llegar a su sexo, paliando en cierta medida aquel escozor, se volvió mucho más sensible de lo normal, lo comprobó una vez su Amo pasó la llema de sus dedos por su clítoris... Se sobresaltó, tratando en vano de reprimir un gemido, que no quejido, no, sino gemido.

- Parece ser el perfume te sienta bien, ¿No crees...? - Huele su cuello, lo besa, lo mordisquea... Frotando la mano contra su sexo cada vez con más rápidez, buscaba el dilatarla relativamente pronto, aún le quedaba, posiblemente sería una de las noches más largas a la cuál se tuviese que enfrentar la pequeña, la cuál comenzaba a moverse más de lo normal, sin saber bien qué debía hacer ó no, por el momento aguantaba, trataba de hacerlo... Su Amo volvió a introducir un único dedo en su vagina, mientras no dejaba de frotar su clítoris, meramente para notar y sentir las contracciones de su vagina así tantear cuánto le quedaba, y no era mucho, no era nada, la sensibilización que indució con el perfume en su sexo fue mucho más efectiva de lo que pensó.

- Hazlo. - Ordena. Segundos es lo que tarda en oír ese celestial sonido, acompañado de la expulsión de flujos y más flujos, calientes, los cuáles bañaron el dedo que mantenía introducido en su sexo, tras eso metió otros dos más, siendo ya tres los que tenía dentro, poco le costó introducirlos, lo hizo para sacarlos al poco, para volver a relamer un par de dedos, ofreciendo el restante a la pequeña, la cuál lo aceptó de buen agrado, lamiéndolo con ansia.

- Buena chica... - Acaricia su cabecita, cómo si de una perra se tratase, algo lo cuál la degradó bastante, bajado la mirada. - Levántate. - Ella obedece obediente, se alza, poco tarda en volver a verlo rebuscar entre la cajita. - A cuatro patas. - Se limita a decir, su voz denota firmeza, determinación, ella no duda en dejarse caer sobre la moqueta, mirando al fuego, tratando aún de hacer de su ritmo de respiración algo más normal.

Su Amo se agacha, tras ella, toquetea su sexo, vuelve a hacerla extremecer, hasta que alcanza a tantear su clítoris, coloca un anillo, el cuál aprieta hasta dejarlo sujeto, se alza, quedando finalmente a su costado, la chica oye cierto tintineo, el de unas pequeñas cadenas, las cuáles lleva primeramente hacia las pinzas que presionaban sus pezones, aprovecha además para apretarlas un poco más, finalmente lleva el último extremo de la cadena hasta el anillo que permanecía en su clítoris. De esa forma quedaron unidos esos puntos erógenos, aunque... Por ahora el mero hecho de estar unidos no le proporcionaría placer...

Bien... ¿Te encuentras bien? - Ella asiente rapidamente, juntando las piernas para tratar de frotarse, ansiosa de más. Este gesto es reprimido por un firme azote en su trasero. - Quieta, ¿Acaso te mandé yo moverte, lo hice? ¡No!. - Agacha la cabeza. - Lo... Lo siento mi señor, yo... No volverá a pasar, lo prometo...

Huh... Más te vale... - Coge un par de velas, las coloca bajo las cadenas que le colocó a la muchacha, las enciende, la cadena caía hasta casi tocar la llama de las velas, ella lo miró con cierto miedo. - ¿Pero qué...? - Shhh... Silencio, perrita, silencio. - Introduce el dedo anular en su ano, sin más, ella gime ante esa acción, pronto lo retira, comenzando a andar hacia la puerta. - No me demoraré. - Es lo único que dice antes de salir por la puerta.
Categoría: Arkantos | Ha añadido: fran_balerma (2011-03-21)
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